PINK FLOYD, BEYOND THE MOON

THATWASMUSIC FIRST SURVEY HAS A WINNER. PINK FLOYD´S "DARK SIDE OF THE MOON" IS THE BEST PROG ROCK ALBUM OF ALL TIMES...

Ayer quedó cerrada la primera encuesta de la todavía corta singladura de thatwasmusic. Se trataba de elegir los cinco discos más importantes de la historia del rock progresivo. Y lo cierto es que no ha habido muchas sorpresas. "The Dark Side of the Moon" de Pink Floyd se alzó por encima del resto con el 51% de los votos, seguido de cerca por "In the Court of the Crimson King" de King Crimson (46%); "Selling England by the Pound" de Genesis (35%); "Close to the Edge" de Yes (31%) y, finalmente, "Thick As a Brick" de Jethro Tull (24%). Todos ellos por delante de "Hot rats" de Frank Zappa (18%), "The Snow Goose" de Camel (16%), o del primer álbum de Emerson, Lake & Palmer (14%).
¿Qué se puede decir a estas alturas de "The Dark Side of The Moon" que no haya sido dicho ya un millón de veces? Nada. Y hoy no tengo ningún ánimo enciclopedista, ni deseos de rebuscar en mis archivos, ni ganas de devanarme los sesos intentando escribir algo original. Cuando esta obra maestra se publicó, en marzo de 1973, yo tenía dieciséis años. Escuchaba toda la música que emitían las radios, y compraba todos los singles y LP´s que mi paupérrima economía permitía. En esos días, la división entre música con mayúsculas –entiéndase: música seria– y pop no era tan radical como lo es en la actualidad. Recuerdo haber pasado tardes de verano escuchando "Starless & the Bible Black" de King Crimson y haber bailado unas horas más tarde, en una discoteca, al ritmo del "Telegram Sam" de T.Rex o del "School´s Out" de Alice Cooper. Un buen día, las emisoras comenzaron a programar esta joya de los Floyd, y supe con absoluta certeza que sería un disco que me acompañaría toda la vida, como así ha sido; que jamás me cansaría de escucharlo; que difícilmente sería superado; que batiría todos los records y recibiría todos los premios habidos y por haber; que suscitaría leyendas y alimentaría conjeturas, interpretaciones y todo tipo de lecturas esotéricas. No me equivoqué. 36 años después aún me sigue pareciendo fascinante e inagotable.




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THE INCREDIBLE STRING BAND

I WON´T NEED TO KISS YOU WHEN WE´RE THERE. ALL WILL BE ONE, OVER IN THE OLD GOLDEN LAND

Recuerdo los rostros y reacciones de algunas personas con las que coincidí una noche, a mediados de los años setenta, en el legendario Marquee Club de Londres. Aquel día tocaba Mike Heron, o lo que es lo mismo: la mitad de la Incredible String Band (ISB, 1965-1974). No me lo hubiera perdido por nada del mundo. Entrevisté a Mike en un cochambroso camerino junto al escenario, y al día siguiente pasé la tarde en su casa, tomando café y charlando de los gloriosos días que Robin Williamson y él habían compartido al frente del mítico grupo. Podría contar muchas cosas de aquel encuentro, pero prefiero centrarme en esas personas a las que me he referido antes. Cuando poco más tarde Heron salió a escena, me asombró el hecho de ver llorar a muchos de los que estaban entre el público. Lloraban como niños. Y durante las siguientes dos horas, cada vez que Mike intercalaba entre sus temas alguna pieza clásica de la Incredible String Band, los ojos acuosos brillaban en la penumbra del local como cristales. Era un llanto agridulce, entre feliz y melancólico. Vi como muchos de ellos se abrazaban como hermanos sin conocerse. Sirva esta preciosa anécdota para ilustrar lo que la Incredible String Band representó: un faro en la oscuridad; ese libro que revela; esa palabra que ilumina y es pronunciada cuando más se necesita; la mano que nos salva del abismo en el último instante. Todos los enamorados de la Increible Banda de Cuerda, reconocen y proclaman, en sus encuentros, que conocer su música les cambió la vida por completo, les salvó y les permitió ver, con la claridad diáfana del ácido lisérgico, la sacra belleza del mundo. Probablemente más de uno se pregunte a qué es debido tanto culto y tanta mística alrededor de la ISB. Precisamente a eso, a la mística que inunda su música. Mike y Robin, dos hippies pulcros y encantadores, y Rose Simpson y Licorice McKechnie –sus compañeras tanto en lo musical como en lo sentimental–, celebraban la vida por todo lo alto. Sus canciones son un brindis al sol, pura felicidad, auténtica bondad; un elogio psicodélico y esotérico al amor, al ser humano y a la naturaleza. Con acústicas, tabla hindú, teclados, sitar, violín, flautas, y una cincuentena de instrumentos exóticos arropando sus prodigiosas armonías vocales, cantaban sobre lo irrepetible del momento; loaban la mística del aire y las aguas; caminaban por senderos abiertos por los mismos ángeles, y ponían sobre el pentagrama, en forma de notas, la serenidad y el misterio que acompaña la búsqueda personal, el auto descubrimiento que nos lleva a tomar conciencia de nuestra relación con el Universo, y a hermanarnos en una visión holística con todo lo existente, más allá del espejismo del ego. La Incredible String Band, hermosa asociación de bardos y seres estelares, entendía la música como la máxima expresión de la alegría y maravilla de ser. Los discos que dejaron en herencia son, por tanto, bofetadas de pureza difíciles de asimilar a día de hoy, en medio del negro materialismo de este mundo indigno y carente de principios. La Incredible String Band fue la banda sonora original de la Creación; el acorde perfecto del Edén; una ráfaga de aire fresco de la Arcadia bucólica y tántrica, en la que ningún demonio, tristeza o resquemor podía tener cabida; la canción mágica y adorable del Jardín de las Hespérides. Por eso, los iniciados, al escucharlos, invariablemente evocan la Arboleda Perdida y... lloran.

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Wee Tam & The Big Huge
The Hangman´s Beautiful Daughter
I Looked Up
Changing Horses
U
The 5000 Spirits or the Layers of the Onion

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GENESIS, LOS ARCHIVOS

"THE LAMB LIES DOWN ON BROADWAY" CONCERTS WERE THE MOST ASTONISHING LIVE SHOWS DID BY A GROUP IN THE SEVENTIES.

Recuerdo aquella noche como si la estuviera viviendo ahora mismo. Dos días antes del concierto de Genesis, yo había comprado "The Lamb Lies Down on Broadway". Apenas había tenido tiempo de familiarizarme con las canciones, y aún mucho menos con el texto abigarrado y surrealista que acompañaba al álbum. Una historia firmada por Peter Gabriel, hablando de un tal Rael, o bien escrito por Rael y susurrado a Gabriel en sueños. Lo único que tenía claro es que todo en esa obra, evidentemente conceptual, rezumaba paranoia, locura. Y que musicalmente marcaba distancias con "Selling England by The Pound", al menos en el tono. Las melodías sutiles y etéreas, los largos y delicados pasajes instrumentales, habían sido sustituidos por un universo de corredores y estancias vacías, seres desprovistos de habla, cristales astillados y personajes escindidos, claramente esquizofrénicos. Aquella noche, memorable, tuve la clara conciencia de estar presenciando un concierto histórico, extraordinario, que sería recordado en el futuro y a lo largo de los años con reverencia. Aquello no era sólo música, no era sólo el mejor show audiovisual de los setenta, no era un derroche y un lujo para los sentidos. Era puro arte. Gabriel envejecido, Gabriel convertido en Rael, Gabriel metamorfoseado en un ser informe y viscoso, Gabriel desdoblado y ubicuo por obra de la tecnología. Gabriel. Casi treinta y cinco años después, mientras esta obra maestra, ahora convertida en mp3 en mi iTunes, vuelve a sonar (estoy escuchando The Lamia), entiendo que Peter abandonara Genesis impelido por la necesidad de ir más allá. Tras escalar hasta la cima de un ocho mil, o bien se deshace camino siguiendo las propias huellas, o bien se salta al vacío.
La aparición en 1998 de "Genesis Archive 1967-1975" fue un regalo para todos los fans de Genesis. Los dos primeros discos recogen la totalidad de "The Lamb Lies Down on Broadway", en directo desde Los Ángeles. Peter Gabriel regrabó en estudio casi un cuarenta por ciento de las partes vocales, debido a que su voz se perdía o sonaba oscurecida en muchos momentos por culpa de vestimentas y máscaras. También Steve Hackett revisó y remodeló más de un pasaje de guitarra. El tercer disco comprende material en directo (Londres, 1973) procedente de "Selling England by the Pound" y "Foxtrot" principalmente; el cuarto, demos y temas de los primeros años (1967-1970). En definitiva: una joya para todos los incondicionales de Genesis.




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ALLMAN BROTHERS, THE CLASSIC YEARS

THE ALLMAN BROTHERS BAND IS THE MOST EXCITING JAMMING BAND OF THE WORLD. THE PRIDE OF THE SOUTHERN ROCK

The Allman Brothers Band son el paradigma de la mejor música americana. Los pilares del rock sureño, como muy bien dijo en una ocasión un crítico, se asientan sobre el formidable trabajo de este grupo, que ha cosechado premios, discos de oro y de platino, y honores a lo largo de las décadas. Formados a finales de los sesenta, alrededor de Duane Allman, un formidable guitarrista y genio de la slide, y de su hermano Gregg, teclados, los Allman pueden ser considerados una banda de rock, de rhythm & blues e incluso de jazz. En efecto, a caballo entre el rock y el blues, siempre han mantenido una actitud próxima al jazz, en lo referido a su espectacular habilidad y técnica a la hora de improvisar, por la libertad de esquemas y planteamientos que siempre les han animado, y por el virtuosismo de todos sus componentes. Los Allman son palabras mayores. Ningún otro grupo en la historia del rock –a excepción de Grateful Dead o King Crimson, por citar dos ejemplos dispares– ha sido capaz de disfrutar y de ofrecer en directo jams tan monumentales como ellos hacen habitualmente, alargando muchos de sus temas clásicos más allá de los veinte minutos. La terrible pérdida de Duane, en un accidente de moto ocurrido en 1971, no detuvo al grupo, que siguió grabando y cosechando éxitos bajo la dirección de Gregg y Dick Betts hasta su disolución. Años más tarde, regresaron. Y a día de hoy, siguen en activo y despertando el entusiasmo allá donde tocan. Sus discos clásicos, grabados entre los sesenta y los setenta, han sido editados en Japón en formato mini-LP, en una box para coleccionistas. Ningún apunte adicional es necesario para todos aquellos que conocen su música, salvo recomendar la escucha de estas joyas una vez más, pues suenan mejor que nunca. A los neófitos, sólo invitarles a iniciarse en una de las mejores bandas de todos los tiempos, aconsejándoles que comiencen por "Idlewild South" (1970), segundo disco en estudio, o por el formidable directo "Allman Brothers At Fillmore East" (1971).

Para más información sobre los Allman Brothers, discos posteriores, noticias, cronologías o vídeos, nada mejor que visitar el excelente Blog de Archi, especializado en rock sureño.

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Listen (Just For Testing Purposes)

The Allman Brothers Band (1969)
Idlewild South (1970)
At Fillmore East (1971)
Eat a Peach (1972)
Beginnings (1973)
Brothers & Sisters (1973)
Win, Lose or Draw (1975)
Wipe the Windows Check the Oil (1976)
Enlightened Rogues (1979)

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SANDY DENNY, THE ROSE OF ENGLAND

WITHOUT DOUBT, SANDY DENNY WAS THE GREAT LADY OF THE BRITISH FOLKROCK SCENE

El 21 de abril de 1978 la escena musical inglesa se vistió de luto. Un estúpido accidente –una caída por unas escaleras– acababa con la vida de Sandy Denny, la gran voz del folkrock británico. No era una voz más. Ella era La Voz. Vaya por delante una declaración: siempre he admirado a cantantes como Jacqui McShee, de Pentangle, o a Maddy Prior, de Steeleye Span, o a July Dyble, primera vocalista de Fairport Convention, a la que Sandy sustituiría; mujeres de extraordinaria técnica y pureza vocal. Pero Sandy..., ¡ay, qué difícil!, Sandy era algo más. Cuando esa mujer se ponía a cantar, la vida se paraba a escuchar. Todo se detenía. Era imposible no emocionarse con ella, pues era pura emoción, fuerza y delicadeza, convicción y duda. Dotada de una voz dulce, llena de matices, capaz de acariciar, provocar lágrimas, o suscitar euforia, Sandy enamoraba hasta a los impertérritos. En lo personal, parece ser que fue una mujer tímida, insegura, zarandeada por los complejos. Dicen que se lamentaba de no ser más guapa, más alta, o más no importa qué. Ella misma se sorprendía de que todos la consideraran un portento, un milagro irrepetible; que hablaran de ella en los términos usados a la hora de referirse a estrellas de la talla de Janis Joplin o Joni Mitchell, o que Robert Plant y Jimmy Page le concedieran el honor de ser la única vocalista invitada a cantar con Led Zeppelin en toda su historia ("The Battle of Evermore", Led Zeppelin IV). Cuando Sandy murió, a los 31 años de edad, tras una carrera fructífera –que dejó cuatro preciosos álbumes en solitario, amén de una larga lista de títulos al frente de front line bands como Fairport Convention, Fotheringay o The Strawbs–, todos nos quedamos muy solos. Hoy, treinta años después, Sandy es una leyenda; sus canciones son recuperadas y vueltas a grabar y no pasa día sin que en algún lugar del mundo alguien la descubra y lamente el tiempo perdido. Fue una gran dama, la rosa más perfecta del jardín del folk británico. Siempre va conmigo.











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CHRIS SQUIRE, EL GUARDIÁN DEL FUEGO

THERE´S A THUNDERING TOUCH OF MONUMENTAL PAGAN GRANDEUR IN THE FIRST SOLO ALBUM OF CHRIS SQUIRE

Vaya por delante el hecho de que durante muchos años, en los setenta, Chris Squire, el bajista de Yes, fue considerado el mejor bajista del mundo. Así consta en los rankings que elaboraba el prestigioso tabloide inglés Melody Maker anualmente. Afirmar que un músico es el mejor en su categoría puede sonar un tanto frívolo o exagerado. En la historia del rock los buenos guitarras bajas son muchos –recordemos a Jack bruce, John Entwhistle, Roger Waters y tantos otros–, pero lo cierto es que pocos ofrecen un sonido tan enérgico y dinámico, tan frágil y sutil, como el que Squire arranca a su inseparable bajo Rickenbaker. Dicho de forma clara: Chris es excepcional. Recuerdo que en el tour program de la gira de "Close to the Edge" se definía perfectamente su forma de tocar: "Tremendamente influenciado por las grandiosas y antiguas melodías que cantó en el coro durante su niñez, existe un atronador matiz de grandeza pagana en su arte". Es cierto. La música de Yes es monumental en buena parte gracias a Squire; capaz de mantener ritmos endiablados, tejer graves e imbricadas sinfonías, o llenar silencios con una sola nota, catártica y magistral. Cuando el grupo se tomó un descanso en 1975, tras la edición y gira de "Relayer", todos los miembros aprovecharon para grabar un álbum en solitario. El de Squire se llamó "Fish Out of Water", debido a su signo zodiacal, y a su apodo, que es precisamente "El Pez". Cuentan que se pasaba la mitad del tiempo en la bañera del apartamento que el grupo compartía en Fulham en los primeros tiempos; dice Bill Bruford que se lo pusieron porque inundó una habitación de hotel en Oslo. Sea como sea, su clásico y demoledor solo de bajo en los shows de Yes se conoce desde los días de "Fragile" como "The Fish". Y así decidió él bautizar a su maravilloso e incomparable primer disco como solista. Una joya en technicolor, bellísima; cinco temas de fascinante arreglo, épico y desmesurado, que fluctuan entre el exceso y la calma. Arropado por gigantes de la talla de Bill Bruford, batería, Mel Collins, saxos, Patrick Moraz, teclados, Jimmy Hastings, flauta, y toda una orquesta dirigida por Andrew Price Jackman, el álbum de Chris Squire no es únicamente una de las obras básicas del rock progresivo; es también una notable joya de la música clásica contemporánea. Indiscutible.





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NEIL YOUNG, COSECHA DE ORO

"HARVEST" IS TIMELESS MUSIC, A REFUGEE FOR MIND AND HEART, A CLASSIC THAT YOU SHOULD REDISCOVER FROM TIME TO TIME.

Confieso que me he pasado media vida haciendo listas. Listas como las que efectuaba John Cusack en "Alta Fidelidad" –película del 2000 basada en la novela de mismo título de Nick Hornby–; listas de discos y de canciones. A saber: "Las 25 que hay que escuchar de por vida"; "Los 10 álbumes que hay que salvar de un incendio", "Los 1000 discos que esos mediocres no conocen ni sabrán jamás que existen" o "Las 7 que sonaran en mi entierro mientras todos lloran la pérdida de un ser excepcional". Listas. Sólo una proclama del ego, que se resiste a ser ego común, a fin de poner tierra de por medio con toda la jauría de adocenados que caminan sobre la faz de la tierra. Curiosamente, admitido eso, en todas mis listas aparece Neil Young, y aparece "Harvest". Léase común denominador. Por el canadiense greñudo siento auténtica devoción. Y por "Harvest", puro amor. No pienso decir nada de este disco, pues ya todo se ha dicho sobre él, y no estoy yo aquí para enmendarle la plana a nadie. ¿Qué sentido tiene volver a apuntar que en "Harvest" están Crosby, Stills y Nash colaborando; que también participaron James Taylor, Linda Rondstadt y la Orquesta Sinfónica de Londres; que el disco catapultó a Young al estrellato, y tantas otras anécdotas y hechos?. Ninguno. Lo que sí diré es que compré mi primera guitarra en 1973, tras enamorarme de "Heart of Gold". Y que con los años adquirí tres más. Y que las cuatro las dejé de tocar al comprender que jamás lograría hacerlo con la naturalidad, sencillez y aplomo con que este hombre lo hace. Recuerdo la sensación que supuso poner el pick-up del tocadiscos a viajar a lo largo del primer surco de "Out of the Weekend"; recuerdo su ritmo contenido –puro laid back–, sincopado, que parece decir: "take it easy muchacho, escucha, esto se hace así; recuerda: estamos en el campo, ¿o tal vez necesitas un ácido para ver con claridad?". Han pasado los años. Los efectos del ácido parecen permanentes, como si me hubiera caido en la marmita de la poción mágica. Y he aceptado, qué remedio, que a cada primavera sucede un verano y un otoño. Ya no siento deseos de redimir a nadie, ni hago tantas listas. Sólo alguna que otra. Y "Harvest" sigue estando en ellas. Siempre está. Permanece ahí, a la espera, en un rincón del alma que revisito de manera inexorable cuando me harto del mundo y mi razón, para sobrevivir, me exige a gritos una dosis de pureza.




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STEELY DAN, LA PERFECCIÓN EXISTE

AJA REMAINS NOT ONLY AS A HIGHLIGHT IN STEELY DAN´S CAREER, IS ALSO ONE OF THE MOST DISTINCTIVE ALBUMS IN CONTEMPORARY JAZZ FUSSION

La búsqueda de la perfección, del arquetipo áureo, al que nada puede añadirse o restarse, pues es completo por si mismo, ha sido una constante desde que Platón señalara al reino de las ideas. No abundan ejemplos en las áreas de comportamiento humano, pero sí en el arte, en cualquiera de sus disciplinas, donde es factible hallar lienzos que no requieren más pinceladas; esculturas con los golpes exactos de cincel, o partituras que no podrían ser mejoradas así cien maestros se lo propusieran. "Aja", el sexto álbum de Steely Dan, pertenece a esa categoría, que se eleva sobre los parámetros de lo extraordinario y alcanza el ámbito de lo inmutable. Walter Becker y Donald Fagen, responsables de este diamante, rozan la demencia: en su búsqueda del más difícil todavía –y así se narra en el film que recoge el making of de este disco–, pasaron semanas buscando al batería que pudiera efectuar un redoble tan complejo, y a la vez tan sencillo, que nadie acertaba a dar con él. Y todo ese trabajo sólo para tres segundos de pista. La anécdota ilustra el celo obsesivo que los dos pusieron en "Aja", un disco de jazz/rock/fusión, tremendamente sofisticado, urbano, cosmopolita, cool; clasificado entre los 500 mejores de la historia de la música, ganador de un Grammy Award, merecedor de discos de platino por sus cinco millones de copias vendidas. Siete temas excepcionales, construidos como una catedral flamígera, estructuras fascinantes, y un elenco de músicos de puro lujo: Tom Scott, Jim Horn, Wayne Shorter, Larry Carlton, Steve Gadd, Michael McDonald, Lee Ritenour, y muchos otros. Lo confesaré: es tan perfecto que da miedo, o causa escalofríos... ¿hay algo más allá?






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EL MEDIEVO SEGÚN ANTHONY PHILLIPS

THE FIRST SOLO ALBUM OF ANTHONY PHILLIPS IS A WONDERFUL FAREWELL TO A TIME OF FANTASY AND BEAUTY

Recuerdo haber comprado este álbum en 1977, en mi primer viaje a Londres. La portada brillaba como el sol, en medio de una tienda repleta de discos que mostraban crestas, imperdibles y estética punk. Era lo que tocaba y amenazaba con quedarse. En medio de esa desolación de cuero y cerebros planos, "The Geese & The Ghost", primer álbum en solitario de Anthony Phillips, era algo así como la célebre balsa de Medusa. Un sticker recordaba que Anthony había sido el guitarrista original de Genesis. En efecto: abandonó el grupo tras la grabación de "Tresspas" siendo reemplazado por Steve Hackett. Al parecer, llevaba mal las actuaciones, los viajes y el tumulto. Lo suyo era la tranquilidad, sus acústicas y el trabajo en soledad. Cuando años más tarde se decidió a grabar este disco, Phil Collins, que por aquel entonces ya llevaba la voz cantante en Genesis, tras la partida de Peter Gabriel, y Mike Rutherford, ofrecieron su colaboración durante las sesiones de estudio. El resultado fue sencillamente hermoso: una recreación plácida, cristalina e idealizada de la Edad Media, que lejos de ser un tiempo confuso, marcado por guerras de Cien Años, de Rosas Blancas y Rojas, o de déspotas Tudor, parecía más bien un páramo de inefable perfección, en el que los trovadores recitaban versos a ángeles muy femeninos, mientras los caballeros se medían cruzando lanzas sólo para desentumecer músculos, y en las cocinas del castillo se cocía algo bueno. La música responde, por tanto, a esa descripción: fanfarrias épicas, danzas y amor idealizado, caballeresco. Música de cristal, delicada, ensoñativa. Magnífico trabajo de un músico que a día de hoy roza la treintena de discos publicados, o acaso la supera. Un clásico de 1977, que vio la luz un año después de que Genesis editara "Wind & Wuthering", mientras la reina temblaba ante la posibilidad de que la turba punk asaltara Buckingham y le aguara el Jubileo Real, y las grandilocuentes concepciones musicales de los últimos diez años eran sistemáticamente pisoteadas por Juanito el podrido y sus adláteres de siete leguas, dispuestos a asesinar a la Bella Durmiente. Back to earth. Fin del cuento y de una época.




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DAN FOGELBERG, EL LÍDER DE LA BANDA

THE INNOCENT AGE, A CYCLE OF SONGS ABOUT LIFE, IS A TIMELESS MASTERPIECE, THE LEGACY OF THE UNFORGETTABLE DAN FOGELBERG

Si James Taylor puede ser considerado la perfecta encarnación del songwriter americano de los sesenta, Dan Fogelberg ocupa con todos los honores ese puesto en la década de los setenta. Dotado de una voz portentosa, y de un talento innato para la composición, su legado es inmenso y de un valor incalculable. La práctica totalidad de su larga discografía merece cinco estrellas sobre un máximo de cinco. Y su música es el mejor paliativo ante la tristeza que supuso su pérdida en 2007, tras tres años de lucha contra el cáncer. Canciones como "Longer" o "Listen to the Rhythm of The Falling Rain", entre otras muchas, son joyas atemporales que nos sobrevivirán a todos. "The Innocent Age" es un doble álbum que Dan grabó en 1981; un ciclo de canciones, una obra conceptual de belleza aplastante. Desde la maravillosa carga acústica de "Nexus", hasta el catártico final de "Ghost", canciones como "Leader of the Band", "The Sand and the Foam" o "Run for the Roses", te sumirán en un estado afásico, en el que las palabras no pueden articularse y pierden todo su valor. "The Innocent Age", en el que colaboran buena parte de The Eagles, además de Emmylou Harris y un elenco de excelentes músicos, es una maravilla que nadie debe dejar de oir antes de abandonar este mundo, uno de los mejores discos que podrás escuchar en toda tu vida. Te lo aseguro. No dejes de comprarlo.

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Cortesía de El Blog de Archie

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SIN NOTICIAS DE JOE EGAN

JOE EGAN, THE HALF OF STEALERS WHEEL, CUT A COUPLE OF EXCELLENT ALBUMS AFTER THE SPLIT AND VANISHED INTO THIN AIR

Entre 1972 y 1975 existió un grupo de rock y folk llamado Stealers Wheel. Grabaron tres álbumes, vendieron más de un millón de copias de su single "Stuck in the Middle" y se disolvieron tras inscribir su nombre en el libro de oro de la década. Los dos músicos que lo integraban, Gerry Rafferty y Joe Egan, siguieron caminos separados. Todos sabemos qué fue de Gerry. Alcanzó el éxito con "City to City", y su radiofónico "Baker Street", y desde entonces se ha mantenido con mayor o menor fortuna en el panorama del soft rock o AOR (adult oriented rock). Joe Egan, por su parte, grabó dos sensacionales discos, "Out of Nowhere" y "Map", en 1979 y 1981 respectivamente, en una línea muy similar a la de Rafferty, y desapareció como si se lo hubiera tragado la tierra. La escasa información disponible dice que en los últimos años ha trabajado en publicidad, desde su casa en Renfrewshire. Incluso corrió el rumor de que podría involucrarse en un hipotético regreso de Stealers Wheel. Más bien poco, o nada. Sus dos LP´s nunca han visto la luz en CD. Y es incomprensible, pues son dos joyas acústicas, repletas de magníficas baladas, canciones de carretera, blues noctámbulo y soft rock; formatos y géneros en los que la voz envolvente y pausada de Egan se mueve de forma natural. No dejes de escuchar este par de discos. Merecen estar en toda buena colección. Te aseguro que te acompañarán infinidad de días y noches. Son atemporales, una delicia. ¡Maldita sea, Joe!, ¿dónde te has metido?









Listen "Out of Nowhere"

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JADE WARRIOR, EL MUNDO EN SUSPENSIÓN

A BEAUTIFUL INSTRUMENTAL ALBUM BY THE AMAZING DUO JADE WARRIOR, A HIGHLIGHT OF SEVENTIES PROGRESSIVE ROCK

Como un paseo por las nubes, observando el mundo desde las alturas, planeando sobre bosques y campos como un águila; ésa podría ser la mejor forma de describir la bellísima música de Jade Warrior. Eminentemente instrumentales, virtuosos, impresionistas; dotados de una capacidad descriptiva que no puede ser adjetivada sin caer en tópicos o en metáforas fáciles, este grupo, de larga trayectoria, comenzó grabando para el sello Vertigo. Desde el primer momento, adoptaron la estética japonesa para revestir su trabajo. Tras esa etapa inicial, a medio camino entre el rock, el blues, y los elementos propios de los primeros años del rock progresivo, y ya reducidos a dúo, grabaron cuatro sensacionales álbumes para Island –"Floating World", "Waves", "Kites" y "Way of the Sun"–, discos que durante años ha sido casi imposible conseguir. El sello británico terminó por editarlos, en 1995, en un doble CD llamado "Elements". Posteriormente, Eclectic Records, su discográfica actual, los ha vuelto a publicar de forma individual. El primero de esos trabajos es el motivo de este post. "Floating World" es una obra conceptual, que gira alrededor del término japonés Ukiyo. Ukiyo hace referencia directa a esos momentos de absoluta felicidad y comunión colectiva, en los que el vino y los manjares son compartidos plácidamente con aquellos que apreciamos, mientras tras el cristal, la nieve, o las flores de los cerezos en primavera, caen como copos silentes bendiciendo la tierra. Y el tiempo y las rutinas desaparecen así se acrecienta la percepción de eternidad. Esa idea ilustra el contenido exquisito de este disco. Es sin duda alguna una obra maestra de la música, que deja sin palabras, anula los pensamientos y sumerge al oyente en un universo onírico, feliz y desasido. Escuchadla. Y comprad este disco, o cualquiera de los discos de Jade Warrior (su último trabajo, "Now", acaba de ser editado). La riqueza de su sonido y la belleza de sus composiciones harían palidecer hasta al mismísimo Mike Oldfield.

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KEVIN AYERS, TOUJOURS LA VOYAGE

SUNNY LAZY DAYS, WINE AND THE VELVET VOICE OF KEVIN AYERS. THERE´S NOTHING LIKE THIS...

Kevin Ayers es uno de esos artistas que nadie debería perderse. A pesar de ser miembro fundador de Soft Machine, músico adscrito en sus inicios al movimiento psicodélico, amigo de Syd Barret, Daevid Allen o Robert Wyatt, y de gozar de una extraordinaria reputación durante toda la década de los setenta, la discografía de este hippie de oro británico parece estar destinada a ser compartida en pequeños círculos. Pocos compositores son capaces de escribir baladas tan sensuales y brillantes como las suyas. "Sweet Deceiver" (marzo de 1975) fue su tercer álbum para Island, grabado tras su célebre concierto junto a Nico, Brian Eno, John Cale y Mike Oldfield ("June 1, 1974"). Nueve temas sin desperdicio, perfectos, cálidos, que fluctuan entre la añoranza, los amores perdidos, la ensoñación al sol y la visión irónica que el artista regala a la hora de poner en solfa nuestra sociedad ("Guru Banana" o "City Waltz"). Atención especial a "Toujours La Voyage", con el espléndido piano de Elton John, y a joyas románticas como "Diminished but not Finished" y "Farewell Again". Sombreros fuera. Escuchad "Sweet Deceiver" y no dudéis en comprarlo.

"Hey babe you´re making my wheels start turning
Loving but I´m still learning to
Hey babe nothing to say but words
And I could just play with words all day
Never knew how to write a love song
Always seemed to get the words wrong
Always trying to say what can´t be said"

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